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«Berlín»: ¿Vale la pena ver la nueva serie de «La casa de papel»?

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El personaje más pintoresco de la megaexitosa serie española regresó con aventuras previas a las que tuvo antes de los golpes más grandes.

La tentación de sacar el jugo a éxitos impensados siempre está latente y no está mal querer expandir historias que enamoraron a millones de personas en el mundo.

Pero muchas veces lo mejor es quedarse con lo bueno y no convertir en un chicle irritante una producción de éxito.

Eso pasó con «La casa de papel», que con dos potentes primeras temporadas, sus creadores, seducidos seguramente por el éxito mundial, cayeron en la repetición de ideas que les funcionaron en el inicio.

Es lo que pasa con «Berlín», una precuela que cuenta un robo previo a los dos que muestra la serie original, protagonizado por el personaje más excéntrico y que más se ganó el cariño de los fans interpretado por un siempre impecable Pedro Alonso.

En esta oportunidad, planea llevarse de un tirón las joyas de las familias más importantes de Europa cuando las llevan a una casa de subastas en París. En el medio, un romance inesperado va a cambiar un poco el curso de las cosas.

Para el robo de ingeniería cuenta con un equipo integrado por personajes variopintos, como una hacker, un joven de historia difícil, otro que se da maña con todo y una chica de pasado inestable y amante de la adrenalina (¿algo similar a Tokio?). También lo acompaña un académico algo conflictuado en el amor.

El principal problema de esta nueva serie creada por Alex Pina y Esther Martínez Lobato que tiene ocho episodios es la repetición de recursos que ya vimos, pero esta vez con más debilidad, porque los robos más imponentes ya estuvieron en pantalla.

Es cierto que en este caso el robo es más secundario: se centran un poco más en las historias personales y de amor de sus protagonistas. Principalmente en la edulcorada relación de Berlín con Camille (Samantha Siqueiros), la esposa del hombre a cargo de la casa de subastas. Pero todo era más intenso cuando el amor aparecía mientras los esperaba el Ejército afuera de la Casa de Moneda y Timbre.

Los momentos de acción imposibles todavía están y hay personajes que ya conocemos que vuelven, pero más que nada para ofrecer una sonrisa a los fans.

La potencia de la primera temporada ya no está y los amantes más fieles de la serie quizás puedan encontrar algún divertimento para pasar el tiempo con una ficción que no tiene demasiada razón de ser.

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