En una reciente entrevista, Noelia Cointho, presidenta del Centro de Estudiantes del Instituto de Educación Superior Nº 6021 «Juan Carlos Dávalos» de Metán, compartió una reflexión sobre la vulnerabilidad de los jóvenes, el estrés académico y la falta de comprensión de sus problemas por parte de la sociedad. Con una perspectiva personal, Cointho cuestionó la invisibilidad y subestimación de las dificultades que atraviesan los estudiantes, particularmente aquellos que, como ella, combinan estudio, trabajo y responsabilidades familiares.
En sus declaraciones, destacó cómo los jóvenes a menudo son minimizados en cuanto a sus problemas, bajo la premisa errónea de que «son jóvenes, ¿qué problemas pueden tener?». Aseguró que esta actitud carece de empatía y comprensión, ya que muchos estudiantes enfrentan presiones significativas que los llevan a vivir situaciones de agotamiento extremo. Cointho, madre, estudiante y trabajadora, reveló que las cargas emocionales y académicas son tan abrumadoras que, en ocasiones, los jóvenes solo necesitan un pequeño gesto de apoyo, como un abrazo o una palabra de aliento.
«Es cansador que venga una persona y te diga ‘tenés todo de arriba, ¿cuál es tu problema?’ No, no subestimen la capacidad de soportar problemas de los demás, porque uno nunca sabe», afirmó. La presidenta del Centro de Estudiantes subrayó la importancia de brindar apoyo emocional genuino, tanto a nivel individual como familiar, ya que muchas veces los jóvenes atraviesan momentos de estrés tan intensos que pueden derivar en depresión.
Cointho resaltó que la falta de apoyo en la sociedad y, en particular, en el ámbito familiar, contribuye a que muchos jóvenes no busquen ayuda o no sepan cómo expresar su sufrimiento. «El apoyo que se necesita es muy psicológico, y no solo para la persona, sino también para la familia y el entorno», explicó. Para ella, es importante que la sociedad se reeduque frente a cuestiones como la depresión y la salud mental, ya que muchos factores como el consumo de drogas están estrechamente relacionados con el estrés y la falta de apoyo emocional adecuado.
Uno de los puntos más delicados que tocó Cointho fue la manera en que el entorno social minimiza los problemas emocionales, llevando a los jóvenes a normalizar el dolor. «El problema es que normalizan todo, normalizan la depresión, normalizan la tristeza. Y lo peor es que las autoridades esperan que algo grave suceda para tomar medidas, cuando tuvieron el tiempo necesario para actuar», afirmó.
La presidenta del Centro también hizo un llamado urgente a las autoridades locales para que se comprometan en brindar un verdadero apoyo a los jóvenes con problemas emocionales y psicológicos, tanto dentro de las instituciones educativas como en la comunidad en general. Además, hizo hincapié en la influencia que tienen las redes sociales, que alimentan emociones negativas, especialmente entre los adolescentes, creando un ciclo que profundiza el sufrimiento de aquellos que ya están en una situación vulnerable.
Cointho también abordó la crítica situación de la educación actual, en la que considera que los jóvenes ya no desarrollan habilidades de pensamiento crítico. «Hoy en día, ya no se enseña a pensar, se enseña a memorizar», apuntó. Según su experiencia, los estudiantes, especialmente los más jóvenes, no tienen tiempo para reflexionar y se ven absorbidos por el consumo de contenido que no fomenta su desarrollo intelectual, sino que los aleja aún más de la realidad.
En sus palabras, Cointho reiteró que el problema no solo radica en el ámbito económico, sino en la incapacidad de muchos adultos para comprender las emociones y dificultades de los más jóvenes. En este sentido, se mostró crítica hacia la falta de empatía y la indiferencia que, en su opinión, se vive en la sociedad actual.
Por último, concluyó que, aunque desde el Centro de Estudiantes se han impulsado iniciativas como la creación de espacios deportivos para ayudar a los estudiantes a liberar tensiones, la solución a este problema pasa por un cambio estructural que involucra tanto a las familias, como a las autoridades y a la sociedad en su conjunto. La falta de apoyo institucional y social, dijo, agrava una situación que cada vez afecta más a los jóvenes, quienes enfrentan la adversidad de manera silenciosa, pero real.