Connect with us

Para leer

Última semana de convocatoria del Fondo Ciudadano de Desarrollo Cultural 2021

Publicado

de

El Fondo Ciudadano de Desarrollo Cultural 2021 financiará proyectos culturales en todo el territorio provincial, consciente de que las políticas públicas se construyen conjuntamente entre el Estado y la sociedad.

Las postulaciones se reciben desde el 12 de julio hasta el 27 de agosto de 2021, fecha en que se dará inicio al proceso de evaluación.

Esta herramienta brindará a artistas, artesanos/as, gestores/as, emprendedores/as, organizaciones no gubernamentales, cooperativas y municipios, la posibilidad de postular proyectos culturales que concursarán por los recursos disponibles  en las siguientes líneas de trabajo:

Regularización (hasta $ 40.000)

Sostenimiento (hasta $ 80.000)

Formación (hasta $ 60.000)

Equipamiento (hasta $ 80.000)

Producción (hasta $ 100.000)

Abordaje Comunitario (hasta $ 100.000)

Investigación, Registro y Salvaguardia (hasta $ 60.000).

Para acceder al Formulario de Inscripción ingresar al siguiente link:

https://forms.gle/pbjtsxiKRMNRaJUEA

Para consultar el Reglamento, ingresar a www.culturasalta.gov.ar

Déjanos tu comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Para leer

La Patria sabe de traidores: el hombre que traicionó a Martín Miguel de Güemes y su larga agonía

Güemes se había puesto al hombro la defensa de la frontera norte casi en soledad y un 17 de junio de 1821 murió rodeado de sus gauchos, cuando tenía 36 años.

Publicado

de

Valdés era un valenciano que de joven se había radicado en Salta. Por su carácter un tanto impulsivo él mismo se había puesto el apodo de El Babarucho. Se ganaba la vida como tropero y contrabandista, por eso conocía caminos inaccesibles y senderos ocultos. Si bien se las arregló para acercarse a la ciudad ocultándose de día para que no delatase el brillo de las armas, esto finalmente ocurrió.

Valdés se había mantenido oculto en la sierra de los Yacones y en la noche del 7 de junio entró en silencio en la ciudad y se quedó en la plaza principal. En toda historia hay un traidor. El comerciante Mariano Benítez fue quien le pasó el dato de que Güemes estaba en la ciudad. Entonces se preparó una encerrona para el hombre al que los españoles debían derrotar sí o sí si querían hacerse fuertes en la frontera norte.

A la medianoche de ese 7 de junio, Güemes despachó a un mensajero que debía sí o sí atravesar la plaza.Al llegar fue sorprendido por un «quién vive» y cuando respondió «la Patria» recibió una descarga a quemarropa.

Los disparos fueron escuchados por Güemes, quien creyó que se estaba desencadenando una revolución y fue a ver qué era lo que ocurría. Al llegar a una bocacalle le preguntaron «quién vive» y comprendiendo lo que ocurría, respondió «la Patria» y escapó al galope, mientras le efectuaban, sin suerte, una descarga.

Tal vez quiso ir a la casa de su madre, por eso tomó la calle de la Amargura. Al llegar al viejo puente de piedra que cruzaba el Tagarete de Tineo (tagaretes eran los canales que pasaban por la ciudad) en la esquina de Balcarce y Belgrano se topó con un grupo de fusileros del rey y los enfrentó con los pocos hombres que lo acompañaban, ya que algunos habían caído y otros habían sido hecho prisioneros.

El monumento que levantaron en su homenaje, al pie del cerro San Bernardo. Es en el lugar donde cayó por primera vez de su caballo, camino a la Cañada de La Horqueta

En otra esquina volvieron a preguntarle el santo y seña y, sable en mano, saltó con su caballo sobre dos hileras de soldados, armados con fusiles y bayoneta calada.

Una primera descarga no lo alcanzó pero en la segunda un proyectil ingresó por su cadera derecha y se alojó en su ingle.

Tendido sobre el pescuezo del caballo para no caerse de la silla, galopó en la oscuridad. Al cruzar el río Arias, se encontró con una de sus partidas: «Vengo herido», les dijo.

Lo bajaron del caballo, armaron una camilla con ramas y ponchos y por el camino de El Chamical, a unas cuatro leguas al sudeste de la ciudad, fueron hasta su finca en La Cruz. Pero como sus hombres consideraron que no era un lugar seguro, decidieron internarse en las sierras y quedarse en la Quebrada de la Horqueta.

Hasta allí fueron llegando paisanos de distintos puntos de la provincia, a medida de que se enteraban sobre lo que había ocurrido. Sabía que se moría, por eso fue despidiéndose de todos, haciéndoles prometer que debían seguir la lucha contra los españoles.

El padre Francisco Fernández fue el que lo reconfortó espiritualmente en sus últimos momentos.

Olañeta, que estaba en Jujuy, se enteró de que estaba herido y le envió emisarios. Estos ofrecieron abrirle camino a Buenos Aires para que pudiera ser atendido por los mejores médicos, a cambio de su rendición.

El salteño, tendido en un catre que había armado Mateo Ríos, hizo llamar al coronel Jorge Enrique Vidt, jefe de su estado mayor. En presencia de los emisarios españoles, le ordenó que marchase con sus fuerzas a poner sitio a la capital, haciéndole jurar que continuaría la lucha hasta que no quedase en la tierra un solo argentino o un solo español.

Luego se dirigió a los españoles. «Diga a su jefe que agradezco sus ofrecimientos sin aceptarlos: está usted despachado».

José Redhead, el médico que había atendido a Manuel Belgrano y que era amigo de Güemes, obtuvo el permiso de los españoles para ir a asistirlo, a quien ya le había adelantado que cualquier herida que recibiera sería mortal, ya que se suponía que sufría de hemofilia.

Pero los intentos tanto de Redhead, como su colega Castellanos, fueron inútiles. Según la tradición oral de la familia Güemes, sus últimas palabras fueron para su esposa Carmen Puch. «Mi Carmen no tardará en seguirme; morirá de mi muerte así como vivió de mi vida».

Falleció el 17 de junio de 1821 y fue sepultado al día siguiente en la capilla de El Chamical. En 1822 sus restos fueron trasladados a la vieja Catedral, por 1877 al panteón familiar en el Cementerio de la Santa Cruz y finalmente en 1918 a la Catedral de Salta, en el Panteón de las Glorias del Norte.

La historia tardó en reconocer su labor en el norte. Cuando murió, en Buenos Aires un diario anunció que «había un cacique menos». Sería a comienzos del siglo veinte cuando la figura y la trayectoria del único general muerto en batalla por las guerras de la independencia fue revalorizada.

La tradición popular cuenta que su esposa Carmen, al enterarse de la muerte de su marido, al que seguiría la de su enfermizo pequeño hijo Luis, se encerró en su habitación, se cortó sus cabellos y dejó de comer. Tenía 25 años cuando falleció el 3 de abril de 1822. La Carmencita había seguido los pasos de su amado Güemes, hasta a la misma muerte.

En cada aniversario de su fallecimiento, al pie del cerro San Bernardo, donde se levanta el monumento que lo recuerda, se baila, se canta y se cuentan historias sobre su vida de novela.

Continue Reading

Para leer

Día del Padre: el desafío de ejercer una paternidad presente y comprometida

En el marco del Día del Padre, el Licenciado Fernando Serrano Urdanibia (M.P. N.º 1894) analiza el ejercicio real de la paternidad en la actualidad, poniendo el foco en la presencia afectiva, el compromiso cotidiano y el abandono progresivo de los mandatos tradicionales.

Publicado

de

Feliz día, ¿papá? Una mirada sobre la función paterna en el siglo XXI. El Día del Padre suele evocar imágenes de reuniones familiares, regalos improvisados y frases hechas que circulan en tarjetas y redes sociales. Sin embargo, detrás de esta celebración instalada en el calendario argentino, vale detenerse a reflexionar sobre qué implica, en términos concretos, ser padre en la actualidad. Desde una perspectiva profesional, el psicólogo Lic. Fernando Serrano Urdanibia plantea interrogantes y ofrece herramientas para comprender las transformaciones del rol paterno en un contexto de cambio social profundo.

En una sociedad aún atravesada por modelos familiares tradicionales, cada vez más niños y niñas crecen sin una figura paterna presente y activa. Según cifras del CIPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento), entre 1986 y 2018 los hogares monoparentales encabezados por mujeres pasaron del 12% al 19%, mientras que las familias conformadas por madre, padre e hijos disminuyeron del 47% al 35%. En paralelo, aumentaron los hogares unipersonales y aquellos con doble proveedor, lo que revela una modificación estructural en la configuración y dinámica de la vida familiar.

Pero más allá de la estadística, lo que preocupa a los especialistas es la persistencia de una paternidad meramente formal, muchas veces reducida al aporte económico o a una presencia simbólica.

La diferencia entre estar y criar

Tener un padre presente en el hogar no es sinónimo de una paternidad comprometida. Así lo advierte el Lic. Serrano Urdanibia: “Estar no es lo mismo que criar. La función paterna implica involucrarse, participar, sostener emocionalmente, y no solamente cumplir con una obligación material”. En este sentido, recuperar el sentido profundo de la función paterna requiere redefinir su alcance; ya no alcanza con figurar en una foto familiar o firmar una cuota alimentaria.

La popular expresión “padre no es el que engendra, sino el que cría” cobra vigencia al revisar situaciones en las que hombres asumen el rol paterno por decisión o por elección afectiva, incluso sin lazos biológicos. Se trata de una función que no se impone por mandato genético, sino que se construye a partir del deseo, la voluntad y la responsabilidad.

Función paterna: presencia, cuidado y ética

El ejercicio consciente de la paternidad no se agota en los gestos visibles. La función paterna, explica Serrano Urdanibia, incluye acompañar procesos de crecimiento desde múltiples planos: afectivo, educativo, simbólico y ético. Esto implica:

  • Participar de las decisiones relacionadas con la salud, la educación y el desarrollo emocional de los hijos.
  • Ser guía y sostén ante dificultades.
  • Representar un modelo de autoridad sin recurrir a la violencia.
  • Se trata, en suma, de ocupar un lugar de referencia que combine firmeza y ternura, coherencia y empatía.

Responsabilidad paterna: un compromiso integral

Una paternidad responsable exige presencia desde los primeros momentos, incluso desde el embarazo, acompañando no solo al hijo sino también a la madre o pareja. En esa línea, el especialista propone una serie de pautas:

  • Involucrarse en las tareas de crianza cotidiana, sin “ayudar” sino ejerciendo el rol con autonomía.
  • Brindar contención emocional, estar disponible para escuchar y compartir los logros y las dificultades.
  • Sostener la responsabilidad económica sin convertirla en única fuente de legitimidad.
  • Transmitir valores a través del ejemplo.
  • Fomentar la independencia y el pensamiento crítico en los hijos.
  • Revisar y cuestionar las propias creencias, reconociendo que la paternidad también se aprende.

Un día para reconocer el compromiso, no el título

Frente a este panorama, surge inevitable la pregunta: ¿a quién va dirigido realmente el saludo de “Feliz Día del Padre”? La respuesta, sostiene el Lic. Fernando Serrano Urdanibia, debería apuntar a quienes asumen con conciencia y compromiso el ejercicio de la función paterna. Aquellos que están, cuidan, contienen, educan y acompañan, más allá de si son o no los progenitores biológicos.

En definitiva, el Día del Padre también puede ser una oportunidad para valorar esos vínculos construidos desde el afecto y la responsabilidad, y para reconocer a quienes, con actos cotidianos y sostenidos, dan verdadero sentido a la palabra “papá”.

Continue Reading

Para leer

«¿Quién ama no cela?»: una mirada psicológica sobre los mitos del amor y los celos

Los celos no son una prueba de amor, sino una señal de inseguridad. En esta columna, el psicólogo Lic. Fernando Serrano Urdanibia analiza su origen y cómo afectan a la pareja.

Publicado

de

Durante décadas, el imaginario colectivo asoció a los celos con una prueba inequívoca de amor. La frase popular “quien te cela, te quiere” se instaló como una verdad indiscutida, especialmente en el terreno de las relaciones afectivas. Sin embargo, desde una mirada profesional, ese concepto se desmorona. El psicólogo Lic. Fernando Serrano Urdanibia (M.P. N.º 1894) lo aborda con claridad en su reciente columna, analizando el fenómeno desde una perspectiva psicológica, apoyado particularmente en el enfoque psicoanalítico.

Los celos, explica, no son sinónimo de amor. Son una emoción. Y como toda emoción, puede ser comprendida, gestionada y canalizada de forma saludable o, por el contrario, tornarse un factor de deterioro progresivo en los vínculos personales.

Un problema que no distingue edades

Desde el niño que teme perder el cariño exclusivo de sus padres, hasta el adulto que siente inseguridad frente a su pareja, los celos aparecen como una respuesta emocional ante una posible pérdida. Lo problemático no es sentir celos —algo común, incluso esperable en ciertas circunstancias— sino cómo se los interpreta y, sobre todo, cómo se reacciona ante ellos.

Serrano Urdanibia retoma una definición precisa del psicólogo Robert Leahy, quien sostiene que los celos son una combinación de pensamientos, emociones y conductas ante la amenaza (real o percibida) de perder a alguien significativo por la presencia de un tercero. Este tipo de amenaza activa mecanismos de defensa que, en algunos casos, pueden derivar en patrones de control, desconfianza e incluso hostilidad.

Celos naturales, proyectados y delirantes

En su columna, el profesional clasifica los celos en tres categorías: los normales, los proyectados y los delirantes.

Celos normales: son transitorios, no condicionan la conducta de la persona ni su vínculo con los demás. Se originan más en la imaginación que en la realidad y suelen desvanecerse si no son alimentados.
Celos proyectados: el sujeto transfiere a su pareja sus propios deseos inconscientes. Esto puede expresarse en actitudes de control, manipulación y reproches, motivados más por sus propios conflictos internos que por hechos concretos.
Celos delirantes: se trata de un cuadro clínico grave, en el que la persona sostiene la certeza de una infidelidad sin base objetiva alguna. Como ejemplo, el autor cita un caso trabajado por Freud: una mujer que llegó a escribir una carta anónima acusando a su propio marido de adulterio, sin prueba alguna, solo para justificar su desconfianza.

Estos últimos casos son los que la clínica denomina celotipia, una forma patológica que trasciende la emoción inicial y configura una conducta obsesiva, invasiva y muchas veces destructiva. Quienes la padecen pueden llegar a invadir la intimidad del otro de manera sistemática: desde revisar dispositivos personales hasta controlar horarios y desplazamientos.

Entre el temor y el control

Desde el plano clínico, los celos persistentes tienen como sustrato común el miedo: miedo a ser reemplazado, a no ser suficiente, a perder el afecto o la atención de alguien significativo. Este miedo puede provenir de experiencias previas de traición o abandono, pero también de inseguridades no resueltas.

Cuando los celos sustituyen a la confianza, las relaciones se desgastan. El vínculo se convierte en una lucha constante por controlar, probar y demostrar, donde el afecto pierde su espontaneidad y el otro deja de ser compañero para transformarse en sospechoso permanente.

Serrano Urdanibia advierte que el error más común es interpretar los celos como una señal de amor. Nada más lejano. La preocupación por el otro no implica necesariamente conductas celosas. Es posible expresar cuidado y cariño sin recurrir a métodos de control ni generar angustia.

¿Qué ocurre después de una infidelidad?

Una de las situaciones donde los celos se potencian es cuando se atraviesa una infidelidad. Si bien algunas parejas deciden continuar, el camino hacia la reconstrucción del vínculo exige, además del perdón, un trabajo activo para restablecer la confianza. En este proceso, la comunicación se vuelve central. Evitar el diálogo abre paso a pensamientos rumiantes, suposiciones dañinas y un terreno fértil para los celos infundados.

Cómo identificar y trabajar los celos

El psicólogo propone una técnica sencilla para quienes deseen trabajar sobre sus propias emociones: elaborar un gráfico donde se pueda dividir la emoción de los celos en porcentajes —miedo, enojo, tristeza, inseguridad, envidia, entre otros—. Este ejercicio ayuda a reconocer qué emociones están verdaderamente presentes y permite descomponer el fenómeno para comprenderlo mejor.

En conclusión, la afirmación “quien ama no cela” no se presenta como una sentencia absoluta, pero sí como una advertencia certera; el amor sano no necesita vigilancia, ni posesión, ni control. Amar no es apropiarse del otro, sino construir un vínculo desde la libertad, la confianza y el respeto.

Columna basada en el análisis del Lic. Fernando Serrano Urdanibia (M.P. N.º 1894)

Continue Reading

Facebook

+ Leídas

Copyright © 2024. Todos los derechos reservados. Director: Sebastián Javier Rocha. GRUPO Salta Sur. - Domicilio: Sirio Libanes 1011. CP (A4440) Metán - Salta - Argentina. Propiedad Intelectual: En Trámite - En linea desde el año 2018