A mitad del trayecto entre Rosario de la Frontera y El Tala, por la vieja ruta provincial 55, ruta principal de enlace entre Tucumán y Salta, está la peligrosa curva de El Infiernillo, famosa por varios accidentes automovilísticos allí sucedidos entre las décadas del 50 y 80, incluido uno que casi tuvo por protagonista al joven Ernesto Guevara de la Serna, el Ché. Cerca de aquí, a 5 kilómetros, se encuentra Arenal, sitio histórico de Rosario de la Frontera por haberse librado un combate posterior a la Batalla de Tucumán el 29 de setiembre de 1812.
Sobre dicha curva, a la mano izquierda, hay una elevación donde se erige una cruz de hierro del tamaño de un hombre, a la cual llaman La cruz de los pañuelos. Detrás de la misma hay un declive que acaba en monte y por el sur hay una antena de teléfono de grandes proporciones, cerca está el descampado correspondiente a una empresa de gas.
La cruz de El Infiernillo está ubicada 25 kilómetros al Sur de Rosario de la Frontera, es de color blanco y en el medio tiene forjado el contorno de una guitarra. En la cruz se ve muchos pañuelos atados que flamean al viento, estos recuerdan el accidente que le costó la vida al cantor Javier Pantaleón, célebre bagualero que integró Los Cantores del Alba, conjunto folklórico de las décadas del 60 y 70. Pantaleón tocaba el bombo y bagualeaba con prodigiosa e inigualable voz. La indumentaria del cuarteto era ropa blanca de gaucho, pañuelo oscuro al cuello y poncho rojo salteño echado sobre el hombro.
La tragedia que le costó la vida a Pantaleón se produjo una fría noche de invierno de 1978, más precisamente el lunes 31 de julio, cerca de las 21 horas cuando el músico viajaba junto a otras personas desde Rosario de la Frontera a Tucumán en un El Peugeot 404 de color blanco (A-037365). El auto perdió el control y chocó contra un camión. Conducía el vehículo el señor José Oscar Sares quién falleció en el acto.
El periodista Rubén Darío Heredia, entonces corresponsal del diario El Tribuno en Rosario de la Frontera, recuerda que Pantaleón fue llevado con vida al Hospital Melchora Figueroa de Cornejo donde falleció, provocando el dolor de toda la provincia de Salta.También viajaba con él José «Hicho» Vaca, recordado integrante de «Las Voces Blancas» y el «Dúo Herencia».
El accidente se produjo a causa de que el “Peugeot” impactó contra un camión “Fiat” 619, quedando prácticamente incrustado en este por la violencia de la colición. Según el relato del Sr. “Papi” Medina, hijo del propietario del bar de don “Disculpe” Medina, ubicado en San Martín y Alberdi, al lado del canal de Villa Vivero en Rosario de la Frontera, los viajantes estuvieron en este bar un rato antes del accidente. Desde aquí partieron hacia el trágico destino.
Nace la leyenda
Quienes viajan por la vieja ruta provincial 55 (hoy 25) suelen parar en la cruz de metal de El Infiernillo para ofrendar un pañuelo y rezar una plegaria, aseguran que el alma del difunto artista hace favores. Algunos cantan respetuosos una zamba en el lugar y prenden una vela, a veces dejan hojas de coca o hacen caer un chorrito de vino tinto en la tierra.
Cuentan que en noches de tormenta, cuando la curva es más mortífera que nunca, aparece en el lugar un hombre vestido con traje blanco de gaucho, pañuelo al cuello, botas negras, poncho salteño doblado al hombro y un bombo bajo el brazo. Va apurado orillando la curva bajo los relámpagos. Afirman que se trata del fantasma del cantor Javier Pantaleón que se aparece anunciando peligro y buscando evitar accidentes.
Otros aducen todo lo contrario, dicen que esta aparición se trata del mismo diablo buscando perturbar al conductor del vehículo para provocar un accidente, y que ese gaucho aparecía ya desde muchos años antes de haberse accidentado el bagualero de «Los Cantores del Alba».
Más allá de toda especulación y conjetura, lo cierto es que varias personas perecieron en la cerrada curva cuyo nombre, El Infiernillo, da cierto escalofríos. Más de un vecino contó que el gaucho fantasmal desaparece en el monte, en una especie de niebla, y que va como entonando una copla.