En el contexto agrícola de la región de Metán, el control y monitoreo de la plaga de la chicharrita (Albulus sp.), un insecto vector de enfermedades que afecta principalmente al cultivo de maíz, continúa siendo un tema de preocupación para los productores y las autoridades locales. Ing. Gustavo Chavarri, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), quien encabeza los esfuerzos de monitoreo en la zona, detalló que en las campañas anteriores, la plaga causó estragos significativos, con pérdidas de hasta un 70% en algunos lotes de maíz.
El profesional, en conjunto con la Ingeniera Noelia Ávila, forma parte de una red nacional de monitoreo que se activó el año pasado debido al incremento de la población de chicharrita, que ha afectado gravemente a la producción maicera. La principal estrategia implementada fue la de realizar un monitoreo constante en diversas áreas del municipio, con el fin de anticiparse a los brotes y mitigar los daños potenciales.
“Desde el inicio de la campaña actual, hemos comenzado a detectar algunos ejemplares en el campo”, explicó Chavarri. “Contamos con tres puntos de monitoreo: uno en la Ruta 34, donde en la campaña pasada la presencia fue alta, y otros dos en la zona este, cerca de Tres Cañadas y la Sachapera, donde la presencia de la plaga ha sido menor, pero igualmente preocupante”, agregó.
El insecto en cuestión se alimenta exclusivamente de maíz, lo que lo convierte en un riesgo considerable para los cultivos. Según los informes, se observó que la chicharrita puede desplazarse hasta 2 o 3 kilómetros en un solo día, facilitada por las condiciones del viento, lo que representa un desafío para los controles de campo.
En cuanto al control de la plaga, el INTA ha utilizado trampas cromáticas amarillas, que atraen y capturan a los insectos, permitiendo realizar un seguimiento de su población. El monitoreo realizado en la Ruta 34, que fue un punto caliente durante la campaña anterior, no ha detectado presencia significativa de la plaga hasta el momento. Sin embargo, en los campos más alejados, se ha comenzado a observar la presencia de la chicharrita, que ya se está alimentando de las plantas de maíz.
A pesar de que aún no se han registrado los síntomas de la enfermedad asociada, el Spiroplasma, causante del achaparramiento del maíz, el monitoreo y las recomendaciones a nivel nacional continúan. La eliminación de maíz guacho (planta que germina de semillas no cosechadas y que sirve como reservorio de la plaga) sigue siendo una de las principales medidas preventivas. La recomendación es también concentrar las siembras en una única fecha y evitar que el maíz quede expuesto fuera de las épocas de cultivo, lo que disminuiría las posibilidades de supervivencia de la chicharrita.
A pesar de los esfuerzos realizados, el control de esta plaga sigue siendo complejo. “La eliminación completa de la chicharrita no es posible, pero sí se puede controlar su población y minimizar el daño a los cultivos. Este año, las bajas temperaturas han contribuido a reducir la cantidad de ejemplares, lo cual ha sido favorable para los productores”, afirmó Chavarri.
Los productores de la región están tomando medidas preventivas, como la aplicación de insecticidas, a fin de reducir la presencia de la plaga en los cultivos de maíz, particularmente durante la fase más susceptible del maíz, que corresponde a las etapas B6 a B8 de desarrollo de la planta. Sin embargo, debido a la rapidez con que la chicharrita se reproduce, se estima que las aplicaciones químicas podrían ser necesarias cada 3 a 4 días para proteger los cultivos de manera efectiva.
El INTA también trabaja de manera conjunta con otros organismos y productores a nivel nacional para garantizar el éxito de las campañas de prevención y control. “Este es un esfuerzo colaborativo que involucra tanto al sector público como al privado. Además, debemos ser conscientes de que la plaga tiene un comportamiento migratorio, por lo que el trabajo de monitoreo debe ser constante y en colaboración entre las distintas zonas productivas”, concluyó el ingeniero Chavarri.