La adolescencia, como etapa de transformación y transición, implica no solo cambios físicos, sino también una serie de decisiones importantes para el futuro de los jóvenes. Entre ellas, la elección de una carrera universitaria se presenta como uno de los momentos más relevantes, pues marca el inicio de la vida adulta y establece las bases de lo que será el proyecto profesional de cada uno. Sin embargo, no son pocos los adolescentes que se enfrentan a esta decisión con incertidumbre, ansiedad y, en muchos casos, sin tener una vocación definida.
Según el psicólogo Fernando Serrano Urdanibia, es común que los jóvenes no cuenten con una orientación clara sobre su futura profesión, lo que genera tensiones tanto en ellos como en sus familias. A menudo, la elección se realiza de manera impulsiva, sin un análisis profundo de las pasiones y capacidades del adolescente. «Muchos jóvenes terminan eligiendo una carrera simplemente porque tienen la opción de hacerlo o porque se les presenta como la única alternativa viable, sin tomar en cuenta si realmente tienen vocación para esa profesión», afirmó Urdanibia.
La dificultad de elegir una carrera
La presión por tomar una decisión tan importante en un momento de gran vulnerabilidad emocional y de cambios estructurales en la vida del joven, se ve acentuada por la intervención de factores externos como las expectativas de los padres, las influencias sociales y las condiciones socioeconómicas. Muchos jóvenes, al estar inmersos en una cultura que prioriza el éxito económico y el estatus social, se sienten obligados a optar por carreras tradicionalmente prestigiosas, como medicina o derecho, sin tener en cuenta si esas profesiones coinciden con sus verdaderos intereses. Este fenómeno, según el psicólogo, refleja una desconexión entre lo que realmente les gustaría hacer y lo que, socialmente, se les ha enseñado a considerar como «éxito».
La universidad, por lo tanto, no solo es vista como el siguiente paso en la formación académica, sino como una vía para escapar de la incertidumbre del futuro laboral. Sin embargo, esta perspectiva ha cambiado en las últimas décadas, ya que la graduación universitaria ya no garantiza el mismo nivel de inserción laboral ni el reconocimiento social que en el pasado. Las profesiones científicas y tecnológicas, en particular, requieren ahora un constante proceso de actualización y especialización, lo que agrega una nueva capa de complejidad a la elección vocacional.
El impacto psicológico de la elección vocacional
El momento de elegir una carrera universitaria se convierte, en muchos casos, en una fuente de ansiedad para el joven. Serrano Urdanibia señala que el miedo al fracaso y la inseguridad son emociones comunes en esta etapa, ya que se enfrentan a la necesidad de tomar una decisión que tendrá repercusiones a largo plazo. Además, el paso de la escuela secundaria a la universidad implica un cambio significativo, no solo en el ámbito académico, sino también en el social y emocional. «El joven debe dejar atrás un entorno seguro y conocido para adentrarse en un mundo nuevo, donde las exigencias son mayores y la independencia es fundamental», explicó.
Este proceso, según el enfoque de Freud sobre el cambio y la adaptación, se puede entender como una crisis de separación, un duelo ante la pérdida de la seguridad ofrecida por la escuela secundaria y un paso hacia lo desconocido. La universidad, con su nueva estructura y dinámica, es un campo en el que los jóvenes deben reconstruir su identidad y adaptarse a un nuevo sistema de pertenencia.
Vocación o Interés: ¿Qué define la elección?
Una de las cuestiones fundamentales en este proceso es la distinción entre «vocación» e «interés». Según Serrano Urdanibia, la vocación es mucho más que una simple preferencia; se trata de un amor profundo por lo que se hace, de una dedicación que trasciende el interés por los beneficios materiales. Mientras que el interés puede estar motivado por factores externos, como el deseo de obtener un buen salario o de cumplir con expectativas ajenas, la vocación es un impulso interno que se expresa en el amor por la actividad profesional, independientemente de las recompensas tangibles.
En cambio, cuando la elección de una carrera se basa solo en el interés, el joven puede terminar ejecutando su labor de manera mediocre, sin pasión ni dedicación. Urdanibia subraya que una profesión elegida por vocación lleva implícita la búsqueda de la excelencia y el compromiso con la mejora continua. «El joven que elige su camino por vocación tiene mayores posibilidades de afrontar con éxito los retos del futuro», añadió el psicólogo.
El rol de los padres en la elección
El acompañamiento de los padres en este proceso es fundamental, aunque no debe convertirse en un factor determinante. La influencia parental puede ser positiva si se traduce en un apoyo emocional y un ofrecimiento de herramientas para que el joven tome una decisión reflexiva. Sin embargo, es fundamental que los padres no impongan su propia visión sobre el futuro de sus hijos, sino que los guíen en la exploración de sus propios deseos y capacidades. «Es importante que los padres respeten el proceso de autodescubrimiento que atraviesa su hijo y no traten de influir demasiado en la decisión final», expresó.
El psicólogo señala que, aunque los padres desean lo mejor para sus hijos, su visión puede estar influenciada por temores e inseguridades acerca del futuro laboral. Por ello, a menudo sugieren carreras que consideran seguras, sin tomar en cuenta la posibilidad de que el joven encuentre satisfacción en una profesión menos convencional. En este sentido, Serrano Urdanibia recomienda a los padres fomentar la reflexión y el autoconocimiento en sus hijos, dándoles espacio para explorar sus intereses y motivaciones, sin presionarlos para tomar decisiones apresuradas.
La vocación como un proceso continuo
La elección vocacional no es una decisión definitiva, sino una construcción que se desarrolla a lo largo de la vida. Como señalan muchos especialistas, la vocación se va conformando con el tiempo, a medida que la persona se enfrenta a nuevas experiencias, descubre sus fortalezas y se enfrenta a las exigencias del mundo laboral. Urdanibia afirma que la vocación es un proceso de búsqueda constante, y es natural que muchos jóvenes no tengan claro desde el principio qué quieren hacer en la vida.
Por lo tanto, es importante que los padres y educadores comprendan que la elección vocacional no debe ser vista como un evento aislado, sino como una parte de un proceso evolutivo que requiere tiempo, paciencia y reflexión.
En definitiva, la elección de una carrera es uno de los pasos más significativos en la vida de un joven, y su proceso está marcado por una serie de desafíos emocionales y psicológicos. Si bien los padres pueden tener un rol importante en el acompañamiento, es fundamental que respeten el tiempo y el espacio necesario para que los adolescentes descubran sus propios intereses y, eventualmente, su vocación.
La vocación, entendida como un amor genuino por una profesión, no solo guiará la carrera del joven, sino que será fundamental para su satisfacción y éxito a lo largo de su vida laboral.