«Luisito» Sanconte, el joven de 31 años que está en silla de ruedas porque cuando era pequeño sufrió una parálisis cerebral, recibió la computadora que tanto anhelaba como regalo de Navidad y estalló de felicidad.
«Me cambiaron la vida. Estoy muy feliz, hoy es un día muy especial para mí», dijo Luis Esteban Sanconte, de 31 años, quien se convirtió en un ejemplo de vida y superación en San José de Metán.
El sábado pasado al mediodía llegó a su casa, en el barrio Fátima, el intendente José María Issa, quien había conocido la historia de «Luisito» por una nota anterior publicada por El Tribuno. El jefe comunal le regaló una computadora portátil para que el joven pueda seguir estudiando diseño gráfico en un instituto privado de la localidad y para que pueda ocupar el aparato en su vivienda de manera adaptada. Esto se debe a que Sanconte solamente puede mover el dedo pulgar de la mano izquierda.
Issa, en principio, no quiso hacer declaraciones al respecto. Tampoco avisó a los medios de comunicaciones ni llevó a su equipo de prensa cuando realizó la entrega. «Luisito es un ejemplo y una inspiración para todos. Me hace muy feliz poder brindarle una herramienta para que siga estudiando y pueda cumplir sus sueños», dijo ante la insistente consulta periodística.
«Desde que estoy al frente de la Municipalidad, hace tres años, para Navidad siempre hacemos un regalo especial como máquinas, herramientas y otros elementos a vecinos que buscan superarse o a emprendedores», destacó Issa.
Cumplir un sueño
Luisito sueña con llegar a ser profesor de computación. «Yo siempre le digo a todos que sigan adelante. A mi me cuesta mucho por como estoy y hasta a veces lloro, pero yo busco lograr mi objetivo, por eso estoy muy agradecido con el intendente Issa por este regalo que era lo que yo más quería y necesitaba», dijo el joven Sanconte.
A pesar de que solamente puede mover el dedo pulgar de la mano izquierda porque cuando era pequeño sufrió una parálisis cerebral, el metanense tiene un enorme talento y habilidad para manejar teléfonos celulares, tablet y computadoras.
«Me cuesta mucho, pero puedo hacer casi de todo porque siempre estoy leyendo y viendo las novedades en materias de tecnología a través de mi celular. También me gustan mucho los autos y tengo conocimiento de modelos y mecánica en general», destacó.
El joven Sanconte concurría a Hirpace en Salta capital. No logró terminar sus estudios secundarios, pero sabe leer y escribir.
Es el séptimo de diez hermanos. La mayor parte del día lo pasa en una silla de ruedas o en su cama porque sus movimientos son muy limitados. Su madre, Albeana Aguilera, está siempre a su lado para atenderlo y brindarle todo lo que necesita.
«Acostado puedo manejar mejor el celular con el dedo pulgar. Puedo hacer de todo con ese aparato», dijo Luisito, quien tiene un amplio conocimiento de los dispositivos.
«Tengo Wi Fi y con el celular aprendí a leer y escribir. Me gusta el diseño gráfico, pero mi sueño es ser profesor de computación», remarcó.
Luisito ama a los niños. Le gusta mucho interactuar, por ejemplo, con los alumnos de la escuela de educación especial Evita de Metán.
«Se pueden hacer muchas cosas a pesar de las limitaciones físicas que uno pueda tener», destacó.
Sáenz, sensibilizado
Como ya lo hizo en otra oportunidad en Metán, el propio gobernador, Gustavo Sáenz, al tomar conocimiento por este medio de que Luisito también necesita una silla de ruedas postural, inmediatamente se solidarizó con el joven.
Sáenz anticipó que van a iniciar los trámites para que el joven pueda tener lo más pronto posible la silla que necesita para mejorar su calidad de vida.
Lo que ocurre es que tiene una silla de ruedas común que es muy incómoda y le provoca dolores crónicos en el cuerpo. Por eso es que permanentemente tienen que llevarlo a la cama a reposar para recuperarse.
El gobernador ya mostró su sensibilidad con las personas con discapacidad en otra oportunidad al ayudar con lo necesario a Gastón Brito, el denominado «Niño de Oro» de Metán. Brito es un joven que se moviliza en silla de ruedas y se animó a encarar el desafío de estudiar para ser profesor de educación física, mostrando con su enorme fuerza de voluntad que el «imposible» no existe.