El gobernador Gustavo Sáenz, junto a su esposa Elena Cornejo, se unió al pueblo de Salta que realizó la histórica procesión y renovó el Pacto de Fidelidad a los Santos Patronos, el Señor y la Virgen del Milagro.
Con el repique de las campanas, la procesión comenzó con la salida de la Cruz Mayor, la Virgen de las Lágrimas, la Virgen del Milagro y el Señor del Milagro, a la explanada de la Catedral.
Desde allí fue seguida por miles de fieles que testimoniaron su amor y fe a los Patrones Tutelares de Salta, hasta el Monumento 20 de Febrero, donde se realizó la ceremonia central, presidida por el Pastor y Arzobispo de Salta Monseñor Mario Cargnello.
Al pie del Monumento, monseñor Cargnello habló sobre “la profunda crisis moral que atraviesa nuestra historia y su impacto destructor que golpea todo, especialmente a los más pobres, a los más necesitados”.
Luego reflexionó sobre la libertad profunda de Jesús que debe ser el ejemplo: “Somos verdaderamente libres en la medida en que hacemos el bien; el mal nos esclaviza y nos convierten en dañinos para los demás y para nosotros mismos; dejemos que Cristo libere nuestra libertad de toda atadura”.
Y agregó: “La persona alcanza su plena y completa realización en la vida social que es una dimensión esencial e ineludible para el hombre. Relacionarnos con los demás es una exigencia de nuestro ser humanos; por eso la convivencia civil y política están basadas en la amistad civil y fraternidad ciudadanas, en el desinterés, el desapego a los bienes materiales para ayudar al otro y en las justas relaciones entre patronos y empleados, entre gobernantes y ciudadanos, entre ricos y pobres”.
Abogó por “deseos de justicia y fraternidad en esta hora de la Patria y por apostar a transformar el clima de enfrentamientos que duele y traba la marcha hacia un futuro mejor, a cultivar relaciones sanas, respetuosas, que permitan un diálogo constructivo mirando el presente y el futuro, sin ideologías reductivas, sin negar las propias equivocaciones y responsabilidades, con capacidad de autocrítica”.
Afirmó que “los argentinos tenemos derecho a un futuro mejor y debemos recordar que la autoridad con la que se invistió, no es propiedad nuestra solo un mandato que Dios nos concede por un tiempo y que debemos rendir cuentas al mismo Dios y anuestros hermanos, sobre todo a los más pobres”. “No todo está perdido y ustedes lo testimonian estando acá”, finalizó.
Posteriormente Monseñor Cargnello pronunció la renovación del Pacto de Fidelidad con las palabras: “Hacemos nuestro el Pacto de Fidelidad, celebrado por nuestros antepasado, prometiendo que Vos dulce Jesús, serás siempre nuestro y que nosotros seremos siempre tuyos. Se extiendan vuestros brazos sobre este pueblo y la nación Argentina para protegernos y defendernos y hacer que las verdades de nuestra fe y enseñanza de la iglesia sean siempre el norte de nuestras acciones. Señor del Milagro salvad y bendecid a nuestro pueblo”. Luego, exhortó la protección de la Virgen María como madre y abogada nuestra.