Tras años de sacrificio y dedicación, Fernando Serrano regresó a su pueblo natal como el primer psicólogo graduado de Río Piedras, un logro personal y profesional que resalta no solo su esfuerzo, sino también el apoyo constante de su familia. La defensa de su tesis, que culminó con una calificación de 10, fue el broche de oro a una historia marcada por la perseverancia.
“Es una emoción grandísima regresar a mi pueblo después de tanto tiempo. El suelo donde crecí tiene un significado profundo para mí”, expresó Fernando, visiblemente emocionado. Con tan solo unos días de haber recibido su título de psicólogo en la Universidad Nacional de Tucumán, agradeció el acompañamiento de quienes lo impulsaron en este largo proceso. La profesora Antonia Amengual, quien lo guió en sus primeros años académicos en la escuela primaria, fue una de las figuras clave a lo largo de su trayectoria. “Antonia fue una tutora fundamental en este camino. Ella vio mi dedicación desde que era un niño y siempre creyó en mí”, destacó.
Recordó con nostalgia sus años de formación y las dificultades que tuvo que afrontar. La distancia de su pueblo a Tucumán, donde estudió, no fue el único obstáculo. “Para los que venimos del interior, salir a una ciudad grande es todo un desafío. Además de la separación de la familia, está esa barrera invisible que a veces viene con el prejuicio de que ‘los del campo’ no tienen mucho más que merecer que quedarse ahí y trabajar. Sin embargo, con mucho esfuerzo, pude demostrar lo contrario”, comentó.
Uno de los obstáculos más grandes que enfrentó, según sus palabras, fue el juicio social. “Nosotros en la ciencia le decimos doxa, la opinión ajena. La mayoría de las veces negativa. El que dirán, esa es la gran barrera. Mucha gente decía que si venía del campo, no tenía las posibilidades de alcanzar metas tan grandes. Eso es algo que pesa mucho cuando uno está lejos de la familia y no tiene los recursos, pero con voluntad todo se puede superar”, expresó Fernando, quien señaló también que el apoyo emocional y económico de su madre fue esencial para llegar hasta aquí. “Mi mamá siempre estuvo a mi lado. Con lo poco que cobraba de su pensión, ella me ayudaba a seguir adelante”, relató.
Amengual, su maestra y referente, compartió con emoción el camino que recorrió Fernando desde sus primeros años escolares. “Fernando fue un niño muy inteligente y siempre adelantado. Ya en la primaria, cuando poníamos la consigna en la pizarra, él ya sabía de qué íbamos a hablar. Siempre me dio la sensación de que tenía un futuro brillante”, recordó Antonia. La docente relató cómo, en la Feria de la Ciencia de la escuela, Fernando presentó un proyecto sobre la yerba mate, el “oro verde” de su región, y ganó el primer lugar. “Cuando se presentó a defender su proyecto, me decía ‘seño, tengo nervios’, pero le aseguré que podía hacerlo. Y así fue. Siempre tuvo esa fuerza y determinación”, señaló la profesora.
A lo largo de su carrera universitaria, Fernando se mantuvo en contacto con su profesora, quien siempre le preguntaba sobre su rendimiento. “Cuando empezó su carrera de psicología en Tucumán, siempre me visitaba. ‘¿Cómo vas, Fernando? ¿Estás aprobando?’ le preguntaba, y él siempre me respondía con mucha seguridad: ‘Seño, no la voy a defraudar, voy bien’. Confiaba plenamente en él y los resultados llegaron pronto”, expresó Antonia.
El momento culminante para Fernando fue la defensa de su tesis. “Defender la tesis fue un desafío grande. No fue fácil, pero me sentí preparado. Cuando la decana me dio la nota final y me dijo ‘tenés un 10’, fue un alivio y una emoción tan grande. Fue una recompensa a todo el esfuerzo de estos años”, relató. Antonia también vivió ese momento con gran emoción. “Cuando vi la calificación de 10, no pude evitar las lágrimas. Fue un momento maravilloso, de esos que uno quiere que se repitan para más jóvenes”, indicó.
El egreso de Fernando también ha marcado el inicio de nuevas oportunidades laborales. “Ya he recibido varias ofertas de trabajo, pero la que más me llama la atención es la que tiene que ver con mi vocación. La educación es algo muy valioso para mí, y se me ha abierto la posibilidad de trabajar dentro de la facultad en un dispositivo que puede ayudar a los chicos que, como yo en su momento, vienen de otras provincias o tienen problemas en el aprendizaje y no son diagnosticados a tiempo”, comentó.
Asimismo, explicó que su vocación por la educación está ligada a su propia experiencia. “El apoyo del otro, la aprobación del otro, es clave en todo sentido. Para mí, ser docente y poder servir a la comunidad a través de la educación es un sueño cumplido. Quiero ayudar a esos chicos que a veces tienen miedo de acercarse a los dispositivos de apoyo, porque temen ser discriminados por no poder aprender al mismo ritmo que otros”, dijo.
A lo largo de sus estudios, Fernando observó la dificultad que enfrentan muchos jóvenes al adaptarse a la vida universitaria, especialmente aquellos que provienen de comunidades del interior. “Recuerdo cuando la profesora Antonia nos decía que en la universidad no todo era tan sencillo. Ella tenía razón, porque uno llega y se encuentra con la exigencia de leer libros, de asumir una nueva forma de estudio. Muchos chicos vienen entusiasmados por formarse, pero también se enfrentan a una presión enorme, especialmente cuando los padres ponen todo su esfuerzo para que puedan estudiar”, reflexionó.
Para él, esta oportunidad de trabajar dentro de la facultad no solo representa un avance profesional, sino también una manera de contribuir al bienestar de otros jóvenes. “A mí me encanta la idea de poder ayudar a esos chicos, no solo como docente, sino también como compañero. El dispositivo SITA, por ejemplo, está diseñado para brindar apoyo a aquellos estudiantes con dificultades, y me gustaría crear un espacio donde ellos se sientan cómodos para pedir ayuda sin miedo a ser juzgados”, destacó.
Fernando, con solo 24 años, sigue demostrando una gran madurez y compromiso con su comunidad y su futuro. “He roto una gran barrera, y con el apoyo de todos, sé que el futuro me depara cosas grandes. Me siento honrado por la posibilidad de seguir formándome y seguir ayudando a quienes más lo necesitan”, concluyó.