En medio de las crisis económicas, muchas personas encuentran en la adversidad la chispa necesaria para activar su creatividad y espíritu emprendedor. Este es el caso de Milagros Corrales, dueña de “El Duende Azul”, un negocio que ha crecido y evolucionado en la ciudad de Metán, donde combina la cultura pop y la gastronomía.
La historia de Milagros se remonta a hace cinco años, cuando ella y su hija, que ahora tiene 20 años, decidieron emprender. “El Duende Azul” comenzó en el Paseo La Estación, donde vendían productos de anime, mangas, ropa, peluches y pines. «Empezamos con unos pocos pósters, y conforme vendíamos, íbamos aumentando nuestro stock. Yo también hacía muñequitos tejidos al crochet que vendíamos como llaveritos, y eso nos ayudó a generar ingresos”, relató Milagros.
Sin embargo, la llegada de la pandemia y las dificultades económicas hicieron que las ventas empezaran a decaer. Ante esta situación, Milagros se vio obligada a innovar. Empezó a vender panchuques, pero la lluvia y el viento en el paseo afectaban su negocio. “El sacrificio de ir al paseo, armar y desarmar el puesto era constante. Si corría viento, me volaba todo; si llovía, me inundaba”, recordó con una sonrisa.
A pesar de las dificultades, la perseverancia de Milagros dio sus frutos. Hace un mes, se le presentó la oportunidad de abrir un local en Irigoyen Nº21, justo frente a la Escuela Técnica Rosmiro Bazán. “Estaba libre, hablé y se dio el local. Aquí, ‘El Duende Azul’ se establece como un punto de encuentro y un lugar de felicidad para muchos”, expresó.
Su local no solo ofrece productos de anime, sino que también ha ampliado su menú con panchuques, waffles, licuados y ensaladas de frutas. Esta emprendedora encontró en la venta de waffles, que ofrece a $500 cada cuadradito, una forma de conectar con los jóvenes de la comunidad. “Los chicos pueden ponerle lo que quieran, tenemos variedad de salsa, crema chantilly y frutas».
«Trato de que sea un precio acorde al bolsillo porque la situación económica está complicada para todos. Uno no puede pretender venderlo muy caro, porque no lo vas a vender y además le estás haciendo daño a la otra persona. Estoy afuera de una escuela y los chicos son chicos, todos hemos sido chicos y hemos deseado. Nuestros padres quieren comprarnos, pero a veces no alcanza, porque yo también soy mamá; aunque mi hija ya es grande, pasé varias veces por eso. Hay que ponernos en ambos lados”, comentó con empatía.
El éxito de Milagros no solo radica en su dedicación al negocio, sino también en su historia de vida. Desde muy joven, enfrentó desafíos de salud, incluida la osteocondromatosis múltiple, una condición que requirió múltiples operaciones a lo largo de su vida. Su hija también enfrenta la misma enfermedad, lo que ha creado un vínculo aún más fuerte entre ellas. “Cuando tenía cuatro años, sufrí una quemadura grave y estuve siete meses internada. A los seis años, me diagnosticaron la enfermedad y he tenido trece operaciones. Pero gracias a mis padres, nunca dejé de estudiar. Siempre me apoyaron, y por eso, no me quedé de grado. Me recibí de profesora de Ciencias Políticas, y aunque las cosas no han sido fáciles, aquí estoy”, recordó con emoción.
Milagros comparte su filosofía de vida con entusiasmo: “Siempre digo que hay que seguir luchando y mirar hacia adelante. Uno se pone sus propios límites. Si digo ‘yo puedo’, es porque realmente puedo. Si alguien dice ‘no, no puedo’, pues no va a poder, porque se está limitando solo. La vida es complicada, pero hay que buscar formas de hacer las cosas más fáciles. Si nos quedamos lamentándonos, no solucionamos nada, y los problemas siguen ahí. Yo siempre la peleo y voy a seguir haciéndolo hasta que no dé más, pero por ahora, seguiré adelante”.
“El Duende Azul” está abierto todos los días de 8:30 a 13:00 y de 15:00 a 22:00, y promete seguir siendo un lugar donde la creatividad y el buen comer se encuentran en el corazón de Metán.