En la actualidad, el amor y el enamoramiento suelen ser términos confundidos, especialmente en un mundo marcado por la constante presencia de las redes sociales, donde la idealización de las relaciones se volvió moneda corriente. Al respecto, el Lic. Fernando Serrano Urdanibia, se detuvo a analizar las diferencias entre estos dos estados emocionales y lo que implica una relación sana.
En una reciente entrevista, el psicólogo abordó este tema y explicó que, aunque frecuentemente se emplean como sinónimos, enamoramiento y amor son fenómenos claramente distintos. La confusión entre ambos conceptos, según el profesional, radica en el entorno actual, donde las plataformas sociales distorsionan la realidad de lo que es el afecto.
El enamoramiento, en palabras del Lic. Serrano Urdanibia, se caracteriza por una pasión arrolladora, una atracción física incontrolable y la idealización de la pareja. Este estado puede ser considerado, según el psicólogo, un «trastorno psicótico de la personalidad», en el sentido de que la persona no ve a su pareja tal cual es, sino que proyecta sobre ella una imagen idealizada.

Desde el punto de vista neuroquímico, el enamoramiento activa una cascada de neurotransmisores que generan sensaciones de euforia y placer. La dopamina, la noradrenalina y la serotonina son responsables de esa excitación que surge al estar cerca de la persona amada, lo que a su vez crea una sensación de necesidad compulsiva de estar con esa persona.
Sin embargo, el licenciado aclaró que esta fase es efímera, ya que, aunque la intensidad del enamoramiento es innegable, no puede sostenerse en el tiempo. Al transitar este período, la relación evoluciona, y es en este momento donde surge el amor, más sólido y realista.
A diferencia del enamoramiento, el amor implica aceptación mutua. Según el Licenciado, el amor genuino no requiere de idealización, sino de la capacidad de aceptar a la otra persona con sus virtudes y defectos. En el amor, lo que predomina es el compromiso, la complicidad y el respeto, elementos esenciales para que una relación perdure y se desarrolle con estabilidad.
A pesar de ser un estado emocional menos intenso que el enamoramiento, el amor puede ser mucho más gratificante y enriquecedor. Mientras que el enamoramiento puede llegar a oscurecer la realidad, el amor permite una visión más clara y equilibrada de la relación, lo que facilita la construcción de un proyecto en común. No obstante, el psicólogo destacó que el amor, aunque más duradero, puede también renacer en momentos distintos, y las parejas pueden experimentar el «re-enamoramiento» a lo largo de su relación.
¿Qué Implica Tener una Relación Saludable?
Serrano Urdanibia explicó que una relación saludable no solo depende de los sentimientos de amor y enamoramiento, sino de cómo los individuos manejan esos sentimientos en el día a día. La base de una relación sana, subrayó, se sostiene sobre cuatro pilares fundamentales: deseo, confianza, cuidado y valores.
Deseo: El deseo sexual y emocional no debe ser descuidado. Mantener el interés mutuo es esencial para evitar que la relación se torne monótona o tóxica.
Confianza: La confianza es la piedra angular de cualquier relación sólida. Sin ella, se dan paso a conflictos, inseguridades y manipulaciones, que destruyen el vínculo afectivo.
Cuidado: La capacidad de cuidar al otro, brindar apoyo emocional y estar disponible en momentos de necesidad es un aspecto fundamental en cualquier relación amorosa.
Valores: Compartir valores similares es vital. La incompatibilidad en este aspecto puede generar fricciones y desajustes a largo plazo.
Todos estos factores deben sustentarse en una base sólida: la comunicación. La falta de un diálogo abierto y sincero puede hacer que cualquier relación, por firme que sea, se derrumbe. La comunicación, añadió Serrano Urdanibia, es el cimiento de la estabilidad emocional en una relación.
En definitiva, el amor y el enamoramiento son fases que pueden coexistir, pero no son sinónimos. Si bien el enamoramiento representa una fase inicial, llena de emoción y pasión, el amor implica un proceso de maduración, aceptación y compromiso. Una relación saludable no depende solo de los sentimientos, sino de cómo estos se gestionan a través de la comunicación y el respeto mutuo.
A medida que las personas transitan estos estados emocionales, deben tener en cuenta que el amor no es una panacea que lo soluciona todo, ni debe ser confundido con una idealización fantasiosa de la pareja. Una relación sana, enfatizó el psicólogo, es aquella que se construye con los pilares de la confianza, el deseo, el cuidado y los valores compartidos, siempre con la base firme de la comunicación.